La convivencia en el ámbito escolar supone un proceso en el que todos los miembros de una comunidad educativa aprenden a vivir con los demás, por lo que requiere de respeto, aceptación, entendimiento, valoración de la diversidad y comunicación efectiva.
En el entorno escolar, la convivencia sana no solo debe entenderse como ausencia de violencia, sino que requiere del establecimiento de relaciones interpersonales y grupales satisfactorias. Esta vinculación permitirá generar un clima de confianza, respeto y apoyo mutuo en la institución, favorecerá la existencia de relaciones positivas en ella y además garantizará su funcionamiento democrático.
Para lograrlo, se consideran como elementos imprescindibles la formación, la coordinación y el trabajo en equipo de todos los sectores de la comunidad educativa. El propósito de los programas de convivencia y protocolos que han surgido en el entorno educativo es el de detectar conductas inapropiadas y disruptivas, así como identificar la competitividad y la individualidad mal gestionada, para sustituirlas por metodologías cooperativas e inclusivas.
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